Dios te salve, mujer, que en el espejo
tu intimidad arropa miel de trigo,
cereal de cosecha, pan y abrigo,
lámina azul de eternidad reflejo.
Circunstancial al cálido consejo,
de arcángel fiel con ojos de mendigo,
deja cubrir tu piel con sal de amigo,
danza sin fin y corazón añejo.
Duerme la primavera de tus sienes
como estrella fugaz que tuvo un hado
repleto de misterio en su alborada,
aurora que engendrando parabienes,
lames la plenitud de tu costado
con parto y luz, crecida de la nada.
La mujer de la foto es de Kenia que también debe celebrar su día.
1 comentario:
HERMOSA POESÍA. TE FELICITO ISABEL POR ESTE BLOG. ADELANTE!
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